Llevo cierto tiempo queriendo escribir algo acerca de una de
las modas actuales en el atletismo: el barefoot running. Como su nombre indica,
consiste en correr descalzo, y fundamentalmente se basa en aseverar
que el cuerpo está diseñado para correr de forma natural.
Como toda moda que se precie, ha entrado con fuerza en el
mundo del atletismo, encontrando todos los grados posibles: desde gente que
prueba unas minimalistas o voladoras “y se queda ahí” hasta gente que corre
ultramaratones descalza. Hay gente que dice que funciona, gente que dice que es
sólo publicidad y mucha gente escéptica que mira con cierta curiosidad eso de
correr de forma natural.
¿Correr descalzo? ¿En serio?
¿Funciona? Pues no lo sé, porque no lo he probado. Pero si empiezas a leer un poquitín más allá de algunos blogs quasi sensacionalistas, pasas un poco de la publicidad y sabes ver más allá, empiezas a ver un patrón: gente que tenía muchas lesiones corriendo, había probado de todo, y al probar el natural running mejoró (o cuando menos no recayó). No sólo eso, sino que la propia filosofía zen que envuelve al movimiento creo que es muy positiva, en contraposición al tópico del triatleta tecnológico.
Uno de los preceptos del que se habla mucho es de “pisar de
metatarsos”, lo que viene a ser pisar con la parte delantera del pie y no
entrando con el talón. El correr de “talones” está provocado por las forma de
las zapatillas actuales, muy amortiguadas, y según los gurús del barefoot éstas
atrofian todo el sistema de carrera que poseemos de forma natural,
“estropeando” la pisada. Un vídeo vale más que mil palabras:
Y aquí sí que puedo dar mi opinión personal. Yo SIEMPRE he
corrido casi de puntillas, en plan velocista; esto, unido a mi peso, hacía que
fuera un negado en distancias medias (más de 250 metros….). Esta forma de
correr “peculiar” me generaba, sobre todo al principio, unas tensiones brutales
en sóleos y gemelos, que fueron mejorando “algo” con entrenamiento. Pero de
cara a probarme en una media maratón, intenté cambiar la forma de correr, algo
más relajada y entrando de talón, con zapatillas muy amortiguadas. Resultado:
fascitis plantar que aún arrastro de vez en cuando.
Los gurús del natural running siempre hablan de una
transición: de correr como siempre lo hemos hecho al nuevo método de carrera,
corriendo de metatarsos. Esta transición también consiste en fortalecer
músculos que no solemos usar, como puede ser la planta del pie, sóleos y
gemelos. De hecho, mucha gente pasa por dolores en sóleos y gemelos al forzar dicha
transición… ¿de qué me sonará a mí eso?
Así que, delante de todos estos argumentos, tengo que decir que me han vencido: mis siguientes zapatillas serán unas minimalistas. Siempre he tenido la impresión de que corro más y mejor con zapatillas ligeras (pese a mis 95 kilates), mi forma de correr no es talonando, y sobre todo… soy un snob y me apetece probar esa nueva moda.
Eso sí, intentaré hacer la transición poco a poco, haré
técnica de carrera (que está, junto a los abdominales, en lo más profundo y
escondido de mis propuestas de entrenamiento), y me compraré unas minimalistas
normales. Pero eso sí, nada de esas horribles “cinco dedos” o esos escarpines
con marca que suben a más de 100 euros por poner el nombrecito de barefoot. Que
uno, aunque es algo snob, es un snob con algo de estilo.
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